Entradas populares

viernes, 12 de octubre de 2012

Cierto que no podemos hacer cualquier cosa que queramos, pero también cierto que no estamos obligados a querer hacer una sola cosa. Y aquí conviene señalar algo sobre la libertad:
No somos libres de elegir lo que nos pasa (haber nacido tal día, de tales padres y en tal país, padecer un cáncer o ser atropellados por un coche, ser guapos o feos, que los aqueos se empeñen en conquistar nuestra ciudad, etc.), sino libres para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo (obedecer o rebelarnos, ser prudentes o temerarios, vengativos o resignados, vestirnos a la moda o disfrazarnos de oso de las cavernas, defender Troya o huír, etc).

Ética para Amador

sábado, 6 de octubre de 2012

domingo, 23 de septiembre de 2012

Decimos: no necesito a nadie para ser yo mismo; pero lo gracioso es que somos como somos gracias a todas las personas que han pasado por nuestra vida.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Gracias.

Quiero darte las gracias, gracias por todo, todo lo que haces, lo que dices, y lo que provocas sin darte cuenta. Gracias por estar ahí sea la hora que sea. Gracias por no darme la espalda nunca. Gracias por esa semana increíble a tu lado en Irlanda. Gracias por todos los recuerdos que me llevo tuyos, y gracias de antemano por los que quedan por venir. Gracias por preocuparte por mí. Gracias por las risas, las caricias, los besos y los abrazos. Gracias por quererme por encima de todos mis defectos. Gracias por levantarme la moral día a día. Gracias por todo lo que has hecho por mí, desde el primer día. Gracias de corazón.

domingo, 30 de octubre de 2011

I'm lonely, in the middle of the crowd.


Es alucinante, el modo en el que, incluso estando rodeada de una marea de gente, puedes sentirte tan sola. Hay miles de personas a tu alrededor, pero ninguna está contigo. Cada loco con su tema, y tú en medio, sintiéndote ignorada, incomprendida, como si no pudiesen verte, oírte o sentirte. Y en cierto modo es algo así, no pueden sentir lo que tu sientes, porque la empatía es sinónimo de debilidad, es algo que no sirve para nada, más que para destruirte.
Por desgracia, soy una de las pocas personas en este mundo que conservan esa cualidad. Tengo la virtud, o defecto, según por donde se mire, de saber qué sienten los demás, y sentirlo yo también. Está muy bien cuando son alegrías, pero con las penas es un arma de autodestrucción. Lo peor de todo es que cuando eres tú la que siente esas penas por ti misma, nadie parece notarlo, estás sola.
Y si no bastaba con eso, también está mi muro defensivo. Os explico: de pequeña, era muy sensible, y a la mínima estaba llorando. Eso me hacía parecer mucho más indefensa, si no era suficiente mi tamaño. Cuando empecé a ir al instituto decidí que ya era hora de hacerme valiente, de no dejar que nadie más me viese llorar. Desde entonces, las lágrimas en público fueron reduciéndose, hasta hoy. Es por eso que, si hay alguien a mi alrededor, aunque por dentro esté completamente rota, por fuera parezco feliz, como siempre. Quizás un poco ausente, pero jamás asoma una lágrima. Y eso me hace sentirme todavía peor. ¿Qué puede haber peor que sentirse mal? Que nadie sepa que estás mal.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Como un salto en el vacío, de quién no teme a la muerte. Otra noche en el hastío de no poder enterderte. Y no sabes lo que has sido, porque nunca es suficiente. Demasiado desafío, yo no puedo ser tan fuerte. Si quisieras confiar en mí; nunca es tarde.
Necesito verte aquí, tu mirada me hace grande. Y que estemos los dos solos, dando tumbos por Madrid, porque nada es importante cuando hacemos los recuerdos por las calles de Madrid.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Lo pasado, pasado está; que dirían.

La verdad es que eso de repasar toda tu existencia en el último momento siempre me ha dado repelús. Como diría mi madre, hay cosas de las que es mejor no acordarse. Por ejemplo, no me importaría nada olvidarme de cuando tenía once años y llevaba gafas y aparato en los dientes, e imagino que nadie querría volver a su primer día de instituto. Y si a eso le añadimos los veranos en familia, las clases de matemáticas, los dolores de la regla y la catástrofe de los primeros besos... uf.


¿Nos conocemos?

Mientras me alejo del gimnasio, voy pensando en lo rara que es la gente. Los ves a diario y llegas a pensar que los conoces, y luego, de pronto, descubres que no tenías ni idea. Estoy flipando; pero es una sensación agradable, como se me encontrara en un torbellino, dando vueltas al rededor de la misma gente y las mismas situaciones, y pudiera verlas desde perpectivas distintas.

Adiós

Supongo que todas las despedidas son como lanzarse al vacío. Lo peor es decidirse. Luego, cuando ya estás en el aire, no te queda más opción que dejarte ir.